Implantes nasales de cartílago

La cirugía de rinoplastia se encuentra en constante evolución debido a la aparición de nuevas tecnologías, al desarrollo de nuevos procesos quirúrgicos y a la innovación en los materiales que se utilizan en estas operaciones estéticas.

Una de las innovaciones que ha habido en la rinoplastia ha sido la aparición de los implantes nasales de cartílago, que mejoran sustancialmente los implantes de silicona o acrílicos, tanto en la aceptación del cuerpo como en la forma final que dan a la nariz.

La gran ventaja que ofrecen los implantes de cartílago con respecto a otro tipo de implantes son su aceptación (y el poco rechazo) que generan. Por lo general el implante de cartílago viene de un donante, por lo que el organismo no lo entiende como algo diferente a su propia composición o como un cuerpo extraño, lo cual favorece su aceptación y minimiza la posibilidad de rechazo.

En este sentido, la utilización de los implantes de cartílago garantizan que esta aceptación no se dará únicamente al principio sino que se extenderá en el tiempo, ya que apenas existen riesgos de reacciones adversas en el futuro.

Otra ventaja de estos implantes nasales de cartílago es que reducen la aparición de complicaciones infecciosas durante la operación de rinoplastia, que sí podrían aparecer con otro tipo de implantes, como por ejemplo, con los implantes de silicona.

El coste de un injerto de cartílago es inferior al coste de un implante de silicona, que debe de ser fabricado específicamente para el paciente. El cartílago se extrae del cuerpo del donante y simplemente debe de ser colocado en la nariz.

Los cartílagos que se utilizan en este tipo de operaciones se obtienen de los huesos nasales de los donantes y se extraen a través de una operación quirúrgica menor.  Esta cirugía tiene poco riesgo para el donante. Los riesgos son los habituales de otras intervenciones quirúrgicas de cirugía estética.