Tradicionalmente, las empresas manufactureras mantenían una clara línea divisoria entre sus sistemas informáticos y la tecnología operativa (OT), es decir, las herramientas y la maquinaria que producían o procesaban lo que vendían. Gracias a los rápidos avances en conectividad y a la llegada del Internet de las cosas, todo eso está cambiando.
El resultado es una convergencia de los sistemas informáticos y la tecnología operativa, con lo que la brecha entre estas funciones, antes separadas, se hace cada vez más pequeña. La introducción de la tecnología de sensores en todas las fases del proceso de fabricación ha proporcionado a los directivos una visibilidad sin precedentes de los flujos de trabajo. La OT genera ahora flujos de datos que permiten tomar decisiones informadas e instantáneas.
Al principio, esta convergencia se produjo a un ritmo bastante lento, ya que los sistemas heredados no estaban diseñados para funcionar de este modo. Se basaban más bien en la intervención humana directa para el ajuste y la notificación de fallos o errores.
Retos de la integración
Esto planteó a los responsables empresariales el reto de integrar estos sistemas heredados (o Industria 3.0) con tecnologías más recientes. Las máquinas podrían sustituirse por versiones más inteligentes, pero esto, por supuesto, tiene implicaciones de inversión.
En su lugar, gran parte de la atención se ha centrado en la integración y el acercamiento entre OT e IT. Esto ha sido posible gracias a los avances en la tecnología de sensores y la conectividad, y a la capacidad de la nube para almacenar y compartir datos entre lo que antes eran partes discretas de una empresa.
Es importante tener en cuenta que la mayoría de las OT heredadas se diseñaron en una época en la que no se preveía esta convergencia, por lo que a menudo es necesario cierto nivel de adaptación o modificación «atornillada». En el caso de los fabricantes especializados, gran parte de su OT será patentada, diseñada para satisfacer sus propias necesidades específicas y proporcionarles una ventaja competitiva frente a sus rivales.
Aunque la seguridad física era fácil de conseguir, la conexión de estas máquinas a Internet aumenta el riesgo percibido de violación de datos y pérdida de información comercial sensible. Esto puede explicar la reticencia de algunas empresas a seguir este curso de acción.
Ventajas de la convergencia de OT e IT
Mejores datos para tomar mejores decisiones
Máquinas inteligentes con autocontrol
Conservación de conocimientos y procesos especializados
Importante ahorro de costes
Operaciones más ágiles
Trabajar mejor, no más
Una vez superado este obstáculo psicológico, queda el reto de la integración. Dada la naturaleza especializada de gran parte de la OT, es comprensible que haya pocas ganas de descartarla. Al mismo tiempo, las máquinas heredadas «tontas» no pueden conectarse sin más a la Internet de las Cosas. Los sensores retroadaptables son una tecnología de pasarela que permite salvar cada vez más la distancia entre la tecnología operativa y la informática.
Los sensores proporcionan los datos necesarios, pero para extraer el máximo valor de estas nuevas fuentes de información, se necesitan sistemas globales que conecten a la perfección las TI y las OT. Aquí es donde entra en juego el ERP.
La implantación de un ERP es consciente de que ninguna empresa es una hoja en blanco y tiene en cuenta el hecho de que casi siempre habrá sistemas heredados. También debe tener en cuenta factores humanos y organizativos, como la posible resistencia al cambio y las estructuras basadas en silos.
Agilidad mejorada
Al proporcionar la arquitectura necesaria para vincular los sistemas informáticos y de OT, el software ERP da a los responsables de la toma de decisiones acceso a datos mucho más ricos y permite una mayor comprensión de cada etapa del proceso de fabricación. Esto, a su vez, hace que las empresas sean más ágiles y puedan responder mejor (o anticiparse) a los cambios en las condiciones del mercado o la demanda de los consumidores.
La implantación de ERP también obliga a las empresas a elegir entre soluciones in situ, híbridas y en la nube. Aunque los problemas de seguridad citados anteriormente pueden hacer que las soluciones in situ parezcan más atractivas, las empresas manufactureras pueden obtener más beneficios si migran las funciones a la nube. Esto generará más ahorros y mejorará la interoperabilidad de sus funciones de TI y OT a medida que sus máquinas y procesos se vuelven más inteligentes, y más competitivos.
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